domingo, 11 de agosto de 2013

Soy tu condena. Y tu libertad.

Que tu eres acantilado, precipicio y bala.

Que eres el mayor ladrón de besos y oxígeno. Que la cadena perpetua la disfrutas entre mis piernas. Que los únicos barrotes de tu cárcel son mis mechones de pelo, y las esposas, mis manos. Que cada día que pasa es una arruga mas en la comisura de los labios delatando cada carcajada en mi compañía. Que ya no lees el periódico cada mañana, porque relees cada  parte de mi cuerpo. Ya que tu mundo, esta debajo de mi ombligo. Las únicas guerras que te preocupan son las de debajo de las sabanas y el único atentado contra la naturaleza es cuando llueve en tus mejillas. 

Y es que nosotros, declaramos la guerra al mundo, haciéndonos el amor.