domingo, 27 de octubre de 2013

Otoño

La lluvia es lo más bonito de un paseo por las aceras de nuestro mundo. Pisando hojas y que cruja el corazón. Sin paraguas para mojarnos las intenciones. Y gritando al compás de la tormenta. 

Tus dedos son como la gota que se te cuela por la nuca. Fría, imprevisible, esa que hace estremecer.
Como el viento que se me cuela por la camiseta llevándose las palabras y las vergüenzas. Pero los dos sabemos que las vergüenzas ya me las habían quitado esas manos. Esas que mucho antes de que llegue el viento, se encargan de despeinarme.

Porque tus manos podrían ser el otoño perfecto.

Y llegar a la primavera en lo que tarda en llegar un orgasmo.