martes, 4 de febrero de 2014

(Él) Miedo

Después de todo, no somos nada.

Y eso parece tan triste desde fuera. Pero se nos ve tan grandes y fuertes desde lo mas profundo de nuestro corazón. Pobre. Roto y con una coraza que ya jamás dejará pasar a nadie que vaya a robarle los pedacitos de corazón que se le caen cuando le desabrochan el sujetador.

Ella sólo quiere unas manos en las que quepan sus senos, no el corazón. Unos dedos para jugar, y no con su pelo. Unas piernas a las que arañar, no por las que trepar. Unos ojos vacíos de sentimiento y llenos de instinto animal, para no tener que responder a un solo te quiero.

Porque ella, señores, tiene miedo a querer.

Y a las palabras que conjuga ese sentimiento.
Esas palabras que se supone que se las lleva el viento -dicen- aunque ella sigue recondándolas cada amanecer. Y siguen explotándole en el pecho. Y sigue llorando en silencio, muy bajito.

Y a veces la felicidad parece que esta a la otra punta del mundo. Luego te acuerdas de que ahí solo esta la Luna, que esta igual de jodida que tu.


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